Hace días que somos testigos y damnificados del problema entre las Droguerías y sus empleados (vea El Comprimido anterior), el desacuerdo sobre el aumento salarial se convirtió en un conflicto que impacta gravemente a nuestras farmacias.
Hoy estamos padeciendo las consecuencias de la improvisación o al menos de la imprevisión de todos los responsables del correcto funcionamiento de la cadena de comercialización del medicamento.
Nuestra autoridades farmacéuticas nacionales y provinciales son responsables directos de la defensa de nuestros intereses profesionales y deberían gestionar medidas para que este conflicto deje de afectar a nuestras farmacias.
Por esa razón, proponemos que en cada lugar donde se trate este conflicto, tengan en cuenta:
* Necesitamos que requieran a la Asociación de Distribuidores de Especialidades Medicinales (ADEM) posponer las fechas de cierres de los resúmenes.
* Que el volumen de nuestras notas de crédito no se vea afectado por esta crisis, por el desabastecimiento y la falta de prestación.
* Que los ajustes que se realizan luego de la liquidación definitiva, no se realicen con el efectivo que le corresponde a las farmacias.
* Que en el eventual caso de existir un aumento en el Precio de Venta al Público como consecuencia de este conflicto, exigimos a la Industria y a las Droguerías que respeten el Precio de Venta de Medicamentos a las Farmacias anterior al conflicto, para que podamos normalizar el stock al mismo valor.
* Que no se alteren de ninguna manera las condiciones de compra.
* Finalmente, si este conflicto no se resuelve en el corto plazo, requerimos que llamen a una suspensión del crédito que realizan las farmacias a la seguridad social.; porque si el Estado no puede solucionar un conflicto con un bien tan sensible como el medicamento, las farmacias no pueden seguir cargando sobre sus espaldas la normal prestación a la seguridad social.
DESORDENADOS Y CONFUSOS: las consecuencias del conflicto
Incluso si el conflicto terminara en este mismo momento, otra vez pagamos los platos rotos, porque las farmacias seguimos soportando maniobras y manejos comerciales de sectores que estan muy lejos de ver al medicamento como un bien social y porque no hay resguardo del sector.
Quedamos expuestos como trabajadores, como profesionales, como pacientes, incluso como consumidores cuyos derechos se vulneran sin que nadie haga algo para asegurar la normal dispensa del medicamento.
Como resultado de todos estos dìas sin reposiciòn y sin descanso, nuestras farmacias se encuentran desordenadas, con validaciones pendientes, con promesas incumplidas a nuestros pacientes, sin stock o mal reposición porque nos entregaron ayer y hoy, lo que pedimos para la semana pasada.
Nos han cobrado lo que no hemos recibido y no podemos afrontar las deudas con una droguerìa, aùn teniendo saldo a favor en la otra que retiene nuestras notas de crèdito.
Incluso debemos pagar esos medicamentos muy específicos que nos requirió un paciente que no pudo llegar a tiempo por el conflicto y dormirlos en nuestra estanterìas a la espera de otro paciente con esa afectaciòn particular.
Todavía no sabemos todas las consecuencias de esta nueva crisis «ajena» que afecta nuestra rentabilidad, nuestra capacidad financiera y complica todavìa màs la burocracia que deben afrontar las farmacias para atender a los beneficiarios de la seguridad social.