En 60 entre 24 y 25, en una calle corta que da a la Plaza se encuentra la Farmacia Brandsen. Tras su mostrador, la Farmacéutica Verónica Olivero es la tercera generación que está a cargo del establecimiento.
“Mi abuelo, Alfredo Tartaglia, abrió la Farmacia el 28 de octubre de 1928. En un primer momento, estuvo ubicada aproximadamente durante un año en 25 y 61, y luego se mudó acá donde estamos ahora”, comienza relatando Verónica la historia de este trabajo familiar, que más que eso es un legado.
“En 1947, mi abuelo fallece y mi abuela que tenía dos hijas, Elfride de 10 años y Susana de 1 año, tuvo que hacerse cargo de la Farmacia porque era su único medio de vida. Entonces, con la colaboración de un idóneo en Farmacia transitó los primeros años hasta que después contrató a una Farmacéutica”, continúa.
Tierra de mujeres
Elfride y Susana se criaron, ayudando a su madre en la Farmacia y cuando la mayor de ellas terminó el Colegio, sin muchas posibilidades de elección tuvo que estudiar la carrera de Farmacia. “En la década del 60, mi tía Elfride se hace cargo de la Farmacia y aunque mi mamá no siguió la misma carrera, siempre estuvo trabajando acá, ya que era el único medio económico con el que contaban».
La segunda generación de la Farmacia Brandsen, tuvo a sus hijos, quienes aprendieron a caminar entre los muebles repletos de medicamentos. Pasaron cumpleaños, navidades, vieron mundiales y toda la dinámica familiar se desarrolló ahí, en comunidad.
“Cuando yo estaba terminando el secundario tuve la libertad de elegir la carrera que quería estudiar y al igual que mi tía, decidí que también quería ser Farmacéutica”, describe Verónica.
“Mientras estudiaba, empecé a ayudar en la Farmacia y cuando me recibí en mayo de 2007 hicimos la transición para estar al frente hasta este momento”. Así fue como empezó la tercera generación a cargo del establecimiento.
“Yo siempre digo que esto fue un matriarcado, porque salvo el corto tiempo que estuvo mi abuelo, las mujeres fuimos las que supimos llevar adelante la farmacia. Atendimos, primero mi abuela, después mi mamá y mi tía y ahora yo”, cuenta Olivero.
90 años de transformaciones
“La Farmacia cumple este año los 91 años y la verdad que en este tiempo la Profesión se ha transformado mucho”, comienza Verónica al ser consultada por la actualidad y el futuro Farmacéutico.
“De la época de mi abuelo a mi tía, la carrera tuvo un gran avance y, desde mi tía hasta la actualidad, también cambió mucho porque se desarrolló la Industria farmacéutica la cual hizo que los preparados magistrales ya no se hacen mucho en la mayoría de las Farmacias”, describe al tiempo que agrega “te demanda tanto lo burocrático y estás atrás de tantas cosas que se pierde un poco de vista la verdadera esencia de la Profesión”.
“Ahora estamos acá, rodeados de frascos con mucha historia que mi abuelo usaba en los preparados magistrales y yo en la actualidad debo haber usado un 10%. Acá, se pesaba a los bebes, se hacían nebulizaciones, y ahora eso ya se dejó de hacer”.
“En nuestra profesión mi deseo es poder ver otro tipo de Farmacia, con reglas que sean más equitativas. A mí me gusta seguir la línea de mi abuelo o mi tía, poder aconsejar a los pacientes, conversar y muchas veces no podemos hacerlo”.
“Yo creo que esta Farmacia va a tener una cuarta generación con alguno de mis hijos y por eso me preocupa tanto qué tipo de Profesión le vamos a dejar a los que vengan”. Esa inquietud fue la que llevó a Verónica a participar activamente del CFLP siendo vocal -entre 2016 y 2018-, ya que según describe “trabajando desde allí, podemos hacer que la Farmacia vuelva a ser la profesión que la gente antes tanto valoraba y los Colegas podamos unirnos en pos de estar un poco mejor”.